1 de junio de 2020
Rosario no es un milagro
La contención del coronavirus en la principal ciudad santafesina tiene razones que pueden servir para otras urbes. Planificación de la salud pública, diseño urbano y políticas de estado que trascienden los gobiernos.
Muchos usan a Uruguay como ejemplo de cuarentena en medio de la pandemia del Coronavirus, pero deberían buscar modelos más cercanos que son aún más exitosos, al menos hasta el momento. La población de Rosario es similar a la que tiene la capital uruguaya de Montevideo, sin embargo, los casos oficiales de coronavirus muestran algunas diferencias que ayudarían a valorizar la situación sanitaria de la principal ciudad santafesina.
Hasta el 28 de mayo en Rosario se detectaron 114 casos y solamente se registró una muerte, mientras que en la capital uruguaya la cantidad de casos asciende a 559 con 14 decesos. Si Susana Giménez lo hubiera tenido en cuenta quizás hubiera tomado otros rumbos.
Las angustias de los ciudadanos no nacen con esta pandemia
En algunos medios nacionales se habló tímidamente del “milagro rosarino” pero deberían ahondar más en las razones que están detrás de estos números: una política de salud pública extendida en el tiempo, un diseño del sistema sanitario pensado en forma criteriosa y la alerta temprana de las instituciones públicas y privadas trabajando en forma común.
Miguel Lifschitz, exgobernador y exintendente rosarino, expone que una de las principales razones de la situación sanitaria en la ciudad hasta el momento es “contar con un sistema de salud pública de alta calidad, accesible, eficiente, que puede proveer de manera gratuita a cada ciudadano, no solamente la alta complejidad para atender pacientes de riesgo, sino la cercanía y la proximidad que posibilita la atención primaria, y que ningún habitante, aun los más humildes, tengan que caminar más de 10 cuadras para acceder a un centro de salud, y que ese vínculo con la salud pública sea cotidiano y no excepcional”.
Las razones de este diseño se remontan muchos años más atrás, cuando ni siquiera se pensaba en una pandemia como la que afecta ahora el mundo. Desde la llegada de Hermes Binner a la secretaría de Salud de la ciudad y el posterior arribo a la intendencia del líder socialista se comenzó a gestar un diseño de estructura sanitaria pública que contempla todos los niveles de complejidad de atención y con alcance en los distintos barrios, con sus diferentes características socioculturales.
Este diseño que es orgullo del socialismo santafesino trascendió incluso a ese partido político y se puede decir que ya es una política de estado estable en la ciudad, que se hizo carne en los profesionales de la salud y en la población misma más allá de su color político.
En Rosario, sin tener en cuenta la orientación de los candidatos nadie se atrevería a cuestionar las inversiones en salud, la política pública de producción de medicamentos y la proliferación de centros de atención de diversa complejidad diseminados por la ciudad.
Geriátricos
Uno de los temas destacables que muestra la combinación de la salud pública y privada en Rosario en estos días es la ausencia de impacto del Covid 19 en los 189 geriátricos de la ciudad donde viven cerca de 5 mil adultos mayores. Toda la oferta de instituciones públicas y privadas que brindan este tipo de servicios a los adultos mayores fue censada, como así también sus responsables médicos y administrativos, para poder actuar rápidamente en el caso de que se detectara algún enfermo. Solamente una enfermera del Hospital Geriátrico Provincial dio positivo pero la actuación fue rápida y no se extendió a otros profesionales de la salud ni a los adultos mayores.
"La imagen de Ciudad de Buenos Aires (donde hubo múltiples contagios en geriátricos) es la que no queremos repetir y pretendemos contener", señaló al diario La Capital de Rosario el secretario de Gobierno municipal, Gustavo Zignago.
Además de la atención de los casos confirmados y de su red de contactos, la Secretaría de Salud pública de Rosario tuvo la estrategia de usar un registro de paciente con comorbilidades y de jubilados, un elemento indispensable que no todas las ciudades tienen a su alcance.
"Hemos ido a la casa de cada uno y llevamos medicación para dos meses para que no tengan que salir, les dimos los teléfonos de los médicos de referencia y los vacunamos casa por casa para que no circulen si no es estrictamente necesario", dijo el secretario de Salud, Leonardo Caruana, quien fue designado en 2013 por Mónica Fein y ratificado cuando Pablo Javkin accedió a la intendencia en 2019.
Otro elemento fundamental a la hora de analizar el impacto de la pandemia es la baja incidencia del virus dentro del personal médico, tanto en centros de salud privados como públicos. Hubo casos en efectores de salud, pero la actuación conjunta y eficaz del sistema cortó prematuramente con las vías de propagación que hicieron mella en otras ciudades, tanto en Argentina como en el mundo.
También se resalta como parte de este mecanismo exitoso que el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias de Rosario (CEMAR) fue uno de los primeros organismos públicos del interior del país que comenzó a hacer testeos con los kits de detección validados por el Anmat.
Planificación
Pero para Lifschitz no solamente hay que buscar las razones del éxito en el sistema de salud, sino que también tiene que ver con “haber desarrollado políticas de densificación controlada y regulada, no promovida por la especulación inmobiliaria sino planificada, con una visión integral de la ciudad, y definida por las políticas de regulación urbana. Al mismo tiempo, el proceso de descentralización, que permite balancear esto que hoy es tan importante, la ciudad compacta que hace tan eficiente los servicios públicos, pero también una ciudad de cercanía que nos arrima a esta idea de la ciudad de los 15 minutos, donde los ciudadanos pueden en el entorno de sus casas encontrar gran parte de las cosas que necesitan”.
En Rosario conviven las grandes edificaciones, los barrios acomodados y las situaciones de marginación en espacios con menor eficiencia de los servicios públicos esenciales, tal como se muestran en todas las otras grandes ciudades del país.Una diferencia notable con los barrios bonaerenses como la Villa 31 de Retiro en CABA, la 1 11 14, por ejemplo, y tantos otros similares que proliferan en el conurbano bonaerense es la menor densidad de población por metro cuadrado y la casi inexistencia de edificaciones en altura que aumentan este fenómeno que es uno de los elementos que colaboró en la propagación en los barrios más carenciados del AMBA.
En barrios vulnerables se hicieron 222 test entre personas que tenían algunos de los síntomas compatibles con Covid 19 y todos dieron negativo, una situación que contrasta notablemente con lo que viene sucediendo tanto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la provincia de Buenos Aires. La idea es continuar con este tipo de testeos para no ser sorprendidos si el escenario se complica, una posibilidad que las autoridades de salud no descartan.
“El avance notable que hemos podido implementar, y que seguramente tendremos que incentivar en el futuro, en el sentido de integrar a los núcleos urbanos más vulnerables, los asentamientos irregulares, porque hoy comprobamos que los problemas de habitabilidad, de falta de infraestructura, de precariedad y hacinamiento, no solamente son un problema para quienes habitan allí, sino que terminan siendo un problema para toda la población. La necesidad de llegar a todos los sectores con los servicios básicos, como el agua potable y las cloacas”, argumenta Lifschitz.
Esta situación permitió que desde la intendencia se habiliten algunas actividades aún impensadas en la Ciudad de Buenos Aires o en el conurbano bonaerense. El propio intendente Pablo Javkin salió a hacer una caminata recreativa alrededor de su vivienda y por supuesto dialogó con los vecinos a quienes le pidió especial cuidado en el respeto de las medidas sanitarias y de distanciamiento social. “Es una apuesta al compromiso de rosarinas y rosarinos. No queremos volver atrás. Para eso hay que extremar las medidas de cuidado. Hay que cuidar vidas", afirmó Javkin, el intendente de una urbe que por ahora viene sorteando la peor cara de esta pandemia y que puede terminar siendo en el futuro un ejemplo sanitario para otras ciudades.
Fuente: Perfil.com