28 de julio de 2020
Rosario sigue de pie
En medio de un contexto mundial que derrumba eventos deportivos por doquier, e incluso con los Juegos Olímpicos en jaque, los Suramericanos de la Juventud 2021 se reservan expectativas.
Aún cuando los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, postergados para 2021 y denominados desde esta semana Tokio 2020+1, representan un panorama verdaderamente incierto y sujeto a los caminos de la pandemia por el Covid-2019, hace algunos días el Comité Olímpico Internacional (COI) tomó una decisión drástica. Los Juegos Olímpicos de la Juventud 2022 de Dakar, Senegal, fueron postergados para 2026. Rápido y determinante. La máxima cita a la que pueden aspirar los atletas de menos de 18 años y que iban a suceder al éxito de Buenos Aires 2018 fue cortada de cuajo. Y es en este sentido que se puso en duda qué podría pasar con las competencias que constituyen estaciones de paso hacia ese objetivo final, una de ellas los Juegos Suramericanos de la Juventud de Rosario 2021. Hasta hoy hay una certeza: siguen en pie.
Nadie puede saber a ciencia cierta qué va a pasar en el mundo con el Covid-19. No se supo hasta aquí, cuando a fines de 2019 el virus comenzó a sacudir el continente asiático, y no se sabe de cara al futuro. Sin embargo, si algo está dejando bien en claro el coronavirus es que las economías se están desmoronando de una manera aterradora, al mismo tiempo que se llevan puesto cualquier plan a largo plazo. Rápido, el COI decidió que Dakar 2022 se aplace para 2026, lo que hará que todos esos jóvenes talentos que estaban a mitad de proceso olímpico (entre Buenos Aires 2018 y Dakar justamente) queden sin ese faro mayor. La Organización Deportiva Panamericana (Odesur) contemplaba para este camino tres grandes eventos en los que podían testearse muchos de esos chicos que aspiraban llegar a la cita africana: Los Suramericanos de la Juventud de Rosario, los Panamericanos Juveniles de Cali y los Bolivarianos de la Juventud de Sucre. Por ahora, Rosario es el que corre con mejor resistencia ante el fantasma de la cancelación.
Pero para mantener la ilusión, la ciudad deberá readecuarse al contexto mundial y reinventar la organización para que puedan llevarse adelante. Como se dijo, la economía está siendo determinante en eventos de magnitud y sobrellevar los gastos no es sencillo. Los presupuestos vuelan por los aires y se estampan en las urgencias. Pero antes que nada, mejor virar y es en este marco que desde la organización están readecuando el plan. Los Juegos Suramericanos de la Juventud de Rosario 2021, del que deben participar atletas de 15 países distribuidos en 32 disciplinas, estaban originariamente pautados para el 13 de abril de 2021, pero la idea ahora es “estirarlos” a fin de año.
¿Por qué? Porque los equipos de trabajo están abocados obligadamente a otras tareas complementarias que tienen que ver con la salud de la población y porque, ante el desconocimiento de la evolución del virus, no hay demasiado para prever. Además, los atletas llevan un largo parate y el alto rendimiento no se recupera de un día para el otro. Ni siquiera es que tienen posibilidades de testearse en otros certámenes. Llegarían fuera de ritmo, sería peligroso incluso por el tema de las lesiones y hasta hoy tampoco competir en el alto nivel es una posibilidad, porque las fronteras de los países están casi todas cerradas y los eventos suspendidos y en el aire.
Más tiempo, algo más de margen. Así es como se piensa que finalmente los Juegos de Rosario puedan llevarse a cabo en noviembre, más o menos. Claro que a esto lo deberá aprobar Odesur una vez que se le presente la nueva propuesta que está en proceso y que busca reducir el evento en cuanto a recursos a utilizar, acortar el programa y los días de competencia y rever las sedes satélites. En este nuevo contexto todo deberá concentrarse en el Parque Unico Suramericano en el hipódromo del Independencia. La prórroga de siete meses será clave para poder trabajar en el asunto quizás más difícil a resolver en cuanto a infraestructura: la pileta olímpica. Si bien la ciudad tiene hoy instalaciones que le fueron posibles gracias a grandes citas deportivas, desde muy adentro de la organización creen que será este el gran legado, más allá de otros escenarios ya construidos.
Otra cosa se erige de golpe ante este reposicionamiento: sin saber qué pasará especialmente con Cali 2021 y con Dakar 2022, Rosario 2021 aparece como el gran objetivo en el horizonte de una camada que podría quedar como un eslabón perdido del deporte. No son estos chicos, que formaban parte del programa de jóvenes talentos rumbo a Dakar, los que estarán allí en 2026. Serán los que le siguen. Luego de lo que significaron los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018, marcando hitos históricos en esta competencia, da pena que tantos deportistas deban resignarse a ese sueño máximo.
A esta altura no es poco que una ciudad pueda mantener expectativas sobre una cita de tal magnitud. Y tras haber organizado los Juegos Suramericanos de Playa en marzo del año pasado, Rosario aún las conserva. Desde el centro de operaciones instalado en el hipódromo hay optimismo, aunque también bastante mesura.
Este jueves, Tokio reinició el conteo hacia el año que viene. Los Juegos Olímpicos de mayores, que debían empezar el viernes, fueron pospuestos para julio de 2021 bajo la identificación Tokio 2020+1. Aunque tampoco hay certezas de que puedan realizarse. Si no hay vacuna contra el Covid-19 no habrá Juegos. Y si hay Juegos serán distintos y reducidos. Esta es la competencia máxima a nivel mundial y es por eso que el COI y el Comité Organizador de Japón esperarán hasta último momento en caso de tener que cancelarlos. Si semejante asunto está en jaque, ¿cómo podrían no estarlo los eventos menores? Rosario, hoy, tiene paciencia.
Fuente: La Capital