26 de octubre de 2020
Los científicos de la Universidad ya protagonizaron su primera acción en el humedal
Como parte de la instalación de la Base Experimental de la UNR hicieron un primer viaje a la Isla de los Mástiles, uno de los puntos donde se vienen produciendo intensos incendios.
El desembarco no estuvo exento de polémicas, pero parte de los 60 científicos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y el Conicet que conforman el Centro Experimental de la Universidad y la Municipalidad en las islas ya comenzaron a trabajar en el Delta del Paraná. Los investigadores ya realizaron las primeras acciones esta semana, y se trata de la primera experiencia de realización de un estudio científico que busca no solo poner en evidencia todas las consecuencias de las quemas en el ecosistema, sino sobre todo ser un insumo fundamental para la elaboración de políticas públicas de protección, e incluso de estrategias judiciales ante los incendios intencionales que se vienen padeciendo.
La actividad, coordinada por la Plataforma Ambiental de la UNR, reunió esta semana más de una decena de investigadores de cinco equipos que pertenecen a las facultades de Ciencias Agrarias, Ciencias Bioquímicas y Ciencias Exactas, Ingeniería y Agrimensura, y que fueron los primeros en cruzar con la colaboración de Prefectura hasta la Isla de los Mástiles donde realizaron los primeros trabajos.
"La isla se quemó en parte y es en donde empezamos a hacer la primera prueba de monitoreo de recuperación. Se trata del primero de 11 viajes, siempre con fines científicos, para tomar las muestras que nos permitan trabajar sobre las posibilidades de regeneración del humedal", señaló Aristides Pochetino, coordinador de la plataforma.
La primera misión
El investigador explicó que este viaje es parte de una primera etapa del estudio que “tiene como objetivo hacer un relevamiento del impacto producido por la quema de pastizales durante el año y luego estudiar como la zona afectada va recuperándose a lo largo del tiempo”, y detalló que para lograr ese objetivo “se realizarán estudios entomológicos y análisis del suelo, la flora, la fauna y de biodiversidad genética del agua”.
De este primer viaje participaron el coordinador de la Plataforma Ambiental de la UNR junto al responsable del Área de Ciencia, Tecnología e Innovación, Guillermo Montero para estudios de insectos, el decano de la Facultad de Ciencias Bioquímicas, Andrés Sciara para estudios del agua; el responsable del Observatorio Ambiental, Matías De Bueno, Néstor Di Leo y Sergio Montico, para los análisis de suelos; José Vesprini en el análisis de la ecología; Clara Mitchell y Vanina Villanova que trabajan sobre biodiversidad genética acuática, y Jorge Bártoli, en representación de la organización no gubernamental El Paraná No Se Toca.
Recursos en el terreno
En ese contexto y ya con el primer paso dado tras la firma del convenio con la Municipalidad para acceder a las 1.700 hectáreas que forman parte de lo que se conoce como “el legado Deliot” y donde ya funciona la reserva Los Tres Cerros, el rector Franco Bartolacci recalcó que no se trata más que con el cumplimiento del compromiso de “poner todos los recursos de la Universidad para colaborar en la tarea de protección de los humedales y construir una cultura del cuidado del ambiente”.
Si bien hubo intermitencias semanas atrás cuando Prefectura Naval advirtió a las autoridades de la UNR de la prohibición de navegar por las aguas del Paraná en el marco de la declaración de la Emergencia que había hecho el municipio de Victoria (Entre Ríos), esas diferencias quedaron saldadas con un encuentro y de hecho la propia fuerza de seguridad nacional colaboró esta semana en el traslado de los equipos al lugar.
“Esta es una agenda urgente y queremos asumirla con protagonismo y compromiso”, insistió Bartolacci. Lo cierto es que la próxima instalación de la Base permitirá enriquecer desde el territorio las investigaciones que ya están en curso, hacerlo de manera estructural y permanente, y mientras se transita ese camino, ya se pusieron en marcha estos primeros equipos para determinar, en el análisis del suelo, la flora y la fauna del lugar, y evaluar las posibilidades de regeneración luego de las quemas, así como los tiempos y las estrategias más convenientes.
Con un aporte inicial ya de medio millón de pesos es que el proyecto se puso en marcha, al igual que Bartolacci indicó que “ya se comenzaron a sistematizar los análisis sobre calidad del aire” que se vienen llevando adelante y que forman parte de estudios que serán “de carácter público y estarán a disposición de los distintos niveles del Estado para el análisis y la elaboración de políticas públicas”.
Fuente: La Capital