14 de enero de 2021
El Club Rosarino de Lisiados: algo más que básquet
El deporte adaptado, para quien lo práctica, se transforma en un pilar fundamental para la vida. El Crol no queda exento de esa realidad.
Hace ya 25 años, Fabio Almagro sufrió un accidente de tránsito tan grave que lo llevaron a realizar rehabilitación durante 10 meses. Dos vértebras quebradas y un pinzamiento medular llevaron a que su movilidad se vea reducida, pero él lo tenía claro: quería moverse.
Fue entonces que decidió investigar sobre los deportes adaptados que Rosario ofrecía y llegó al Club Rosarino de Lisiados (Crol) a ver básquet, que desde 1962 aborda distintas disciplinas no convencionales. Se acercó a un partido, los vio y la semana siguiente estaba lanzando al aro. Desde ese 1995 no paró y es uno de los jugadores históricos del club y de la liga nacional. “Tuve oportunidades de irme a jugar a otro lado, pero yo estoy arraigado a Rosario, a mi familia, a mis amigos, al club y la verdad es que nunca me interesó irme”, contó Fabio.
Almagro es referente de Crol, llegó a ser presidente del club y ahora ocupa la vicepresidencia, estuvo presente entre el 2008 y 2012, los mejores años de la institución a nivel país que fue coronado en 2010 con el campeonato nacional. También se quedó ante el éxodo de ese plantel y en el posterior descenso, aunque no tardaron en volver a primera y allí también estaba Fabio. “Este año teníamos un equipo lindo, nos agarró la pandemia y no pudimos competir”, deslizó.
Las ofertas económicas no lograron hacerlo cambiar de opinión, toda una vida en Crol. Se sinceró y reconoció “ser uno de los pocos jugadores que siempre perteneció al mismo club”.
Para el basquetbolista es fundamental la existencia de Crol debido a que “a muchos chicos los rescata de la calle”. “El deporte te da pilas para hacer otras cosas, no es sólo sociabilizar entre nosotros sino también con otros cuando viajamos”, contempló.
En la retina de Fabio quedaran los viajes interminables a la Patagonia, Santa Fe, Córdoba o Buenos Aires, según Almagro, Crol le dio la oportunidad a muchos chicos a conocer el país. Él mismo ofrecía su camioneta “le enganchaba” un triller y subía a sus compañeros para recorrer las rutas argentinas. “No tenemos recursos, no viajamos todos y si bien hacemos todo lo posible para conseguir fondos, muchas veces se complica”, aseguró el jugador de básquet.
“Hacemos todo a pulmón, y muchas veces viajamos con lo mínimo para presentarse”, describió Almagro.
Este año frenó la actividad de todos los deportes y la liga nacional de básquet adaptado se suspendió. Los habituales entrenamientos en el Complejo Deportivo Municipal Emilio A. Lotuf de lunes y miércoles se pudieron retomar en septiembre bajo estrictos protocolos que remarcaban el distanciamiento y la prohibición del uso de pelota. Recién a fin de año se pudo volver a tener contacto, pero con el gimnasio en remodelación no está habilitado. Por eso, este 2020 sirvió para “ajustar” los detalles administrativos “para tener todo listo” para el 2021.
A pesar del torneo parado, contó Almagro que se organizaron cursos y seminarios vía zoom y este año fue difícil para el equipo. “A cada deportista tiene una realidad distinta y muchos son pacientes de riesgos”, planteó.
“Psicológicamente el encierro te mata, tenes tiempo para pensar que las cosas no andan bien”, evidenció Fabio. Crol tiene un grupo muy homogéneo, desde empresarios, pasando por empleados en relación de dependencia, trabajadores autónomos y chicos que recorren las calles de Rosario como vendedores ambulantes. De todas formas, la comunicación entre ellos se mantuvo, siempre a través del celular, a la espera que la pelota comience a volar.