8 de abril de 2021
Un grupo de amigos reabrieron un bar en una esquina histórica e icónica de la ciudad
Se trata de El Tradicional, donde antes funcionaba el Bar Blanco, en Pellegrini y Alem y donde en la otra ochava sigue funcionando la Chopería Bar Blanco. Cambiaron su nombre, conservaron algunos muebles y reabrieron para mantener viva la historia gastronómica de la zona.
En Pellegrini y Alem existían dos bares con nombres muy similares y unidos por una historia. Uno de ellos en plena pandemia cerró sus puertas y un grupo de amigos decidió que siga vivo el espíritu gastronómico en la zona. Era Bar Blanco, reconocido por tener a su tocayo en frente y por su tradición. Hoy justamente, es El Tradicional. Cinco amigos que desde los ’90 iban todos los jueves, y algún que otro día de la semana más, decidieron comprarlo y refaccionarlo.
Ramiro García tiene 49 años y en diálogo con El Ciudadano contó que es amigo de dos de sus actuales socios desde la primaria, luego conoció a los otros dos porque eran amigos de la facultad que los cuatro tienen en común: arquitectura. Ramiro, en cambio, es de Ciencias Económicas. Es así que Alejandro Romagnoli, de 51, Nicolás Ribone, de 49, Juan Ignacio Jaca, de 46, Juan Serralunga, de 49 y Ramiro García son socios de El Tradicional. Ramiro además es empleado por ello pasa gran parte del día en aquella icónica esquina.
El 10 de diciembre de 2020 abrieron las puertas del bar, pero los trabajos de obra comenzaron en mayo, en la mitad de la pandemia por coronavirus.
“El bar venía muy mal, yo conocía al dueño, porque nosotros teníamos una mesa fija todos los jueves con mis cuatro amigos y Martín- el dueño- muchas veces se sentaba con nosotros”, expresó García.
Ramiro recordó que desde principios de los 90, cuando los cinco eran estudiantes universitarios, se juntaban en bar que por aquel entonces estaba en la esquina de enfrente, en principio una vez a la semana y si se prestaba, algún que otro día más.
Dos esquinas, dos blancos
Uno era Bar Blanco, ubicado en Alem 1707, actualmente El Tradicional. El otro, sigue en pie: Chopería Hermanos Blanco en Pellegrini 402.
“Cuando muere uno de los hermanos Blanco, creo que era en la crisis de 2001, Martín compra el fondo de comercio, del original el ubicado en la ochava sureste, pero tras 4 o 5 años le subieron mucho el alquiler y decidió mudarse en frente”, recuerda Ramiro. Ese espacio estuvo cerrado unos cinco meses y luego reabrió como Chopería Blanco Hermanos. El comercio, con casi 100 años historia, renovó entonces su estética, pero conserva la esencia que le dieron sus fundadores, allá por 1922 ya que siguen sus descendientes en el negocio.
Martín junto a los mozos y todo el mobiliario se mudó a avenida Pellegrini y Alem, en la ochava noroeste para marcar la referencia y distinción de los espacios.
Historia
Juan Antonio y Daniel Blanco en 1922, abrieron un almacén y bar en la ochava sureste de Alem y Pellegrini. Le pusieron originalmente “Blanco Hermanos”, aunque con los años la empresa cambió varias veces de razón social: pasó a ser “Blanco Hermanos e hijos”, entre otras variantes.
Los cinco amigos iban a esa esquina en un principio y cuando el bar, con nuevo dueño, se mudó, pasaron a hacer habitués del mismo bar en otra esquina.
Ramiro también explica que los bares con nombres similares estuvieron en litigio, y es por ello que pensaron en llamarlo de otra forma. “Los títulos de los periódicos nos ayudaron. Cuando cerró Bar Blanco decían cierra tradicional bar”, dejó deducir y dijo que el lema es “con historias desde 1922”, ya que hoy se encuentran en un sitio, enfrente de dónde funcionaba aquel histórico bar, que luego se mudó y al cual respetan su recorrido y trayectoria.
Infraestructura
Ramiro García admitió que tuvieron que hacer muchos cambios en la infraestructura del lugar. “Casi todo de nuevo”, aseguró. El gas era envasado, hubo que realizar toda la obra de gas natural, los caños estaban destruidos porque es una casa muy vieja y también hubo que realizar toda la decoración exterior. “Rescatamos una heladera vieja, que estaba como mueble y la pusimos a funcionar, reciclamos los muebles, y muchas cosas vendimos como usadas para poder comprar nuevos mobiliarios”, dijo.
Arrancó con todo
Tras su inauguración los cinco amigos se vieron muy atareados. Al principio les excedió la cantidad de personas que visitaban y consumían en el lugar y luego se fueron acomodando.
Fuente: El Ciudadano Web