Durante este año de pandemia que sigue azotando al mundo entero y con el Covid-19 haciendo estragos en el sistema sanitario de cada país, uno de los tantos grupos que mantuvo su presencia y esencia fue el de los y las voluntarias. Personas que sin propósito más que el de ayudar y aportar su tiempo y experiencia dieron y siguen dando en un momento crucial de la humanidad su fuerza de voluntad. Y varios lo hacen cerca de la primera línea de la batalla contra el coronavirus. Los hospitales de Rosario y de Argentina tuvieron su apoyo en los distintos grupos de voluntarias que con sus campañas solidarias y el acompañamiento día a día a los pacientes alivian al sistema de una forma notable. Pero claro está que en los últimos 12 meses el trabajo cambió, pero nunca dejaron de estar.
Muchas veces los voluntariados quedan opacados ante el gran despliegue del personal de la salud y el sistema sanitario, pero no dejan de estar ahí para tender una mano, un oído o una solución. CLG dialogó con dos referentes del voluntariado en la ciudad: Graciela Grondona, Jefa de Voluntarias de la Maternidad Martin, y Mirta Acosta, referente de Damas Rosadas, que se desempeñan en el Hospital de Niños de Zona Norte y el Hospital Centenario.
Graciela marcó que durante 2020 el trabajo fue «casi todo» virtual, recién a fines del año pasado fueron habilitadas para ir una sola voluntaria por día, pero «las donaciones, las entregas y el acompañamiento» era mucho trabajo para una sola persona por lo que se dedicaron a acomodar el «roperito» de la Maternidad que está en el segundo subsuelo del edificio de San Luis y Dorrego. «La gente se quedó en su casa y empezó a revisar sus placares, y así se hicieron fundamentales las donaciones. Además las tejedoras acercaron sus trabajos», esgrimió con alegría y hasta recordó que en su última campaña de donación de coches y cunas para recién nacidos fue tal la difusión y respuesta de la gente que tuvo que pedir «por favor que no traigan más». Una ventaja tenían: al poseer la oficina subterránea y la maternidad en el quinto y sexto piso no existía contacto posible ya que el ingreso de las voluntarias se daba por el estacionamiento.
Mirta, por su parte, contó que si bien están «trabajando todos los días, no es lo mismo que antes». Las Damas Rosadas realizaron burbujas, ya que hay varias voluntarias que forman parte de los grupos de riesgo, y desde su oficina en el Hospital de Niños Norbeto Carra (Av. de los Trabajadores 1331) entregan donaciones de ropa, juguetes y libros a quienes la soliciten y que «una o dos veces por mes» visitan el Hospital Centenario con donaciones para las madres y los bebés recién nacidos. «No queremos ser una carga para los que están trabajando, por eso no nos movemos de ahí», manifestó y aseguró que su labor solidaria en los barrios junto a instituciones, comederos o copas de leche siempre fue continua.
De todas formas, hubo momentos donde la esencia del grupo salió a flor de piel. «Para la fiestas grandes, como el día de la mujer, nos arriesgamos y honramos a nuestra mujeres del personal de salud y para el día del niño recorrimos el hospital con regalos».
Las ganas de volver a desarrollar su actividad a pleno es notoria en cada palabra que esbozan, pero también dejan en claro su pasión y su entusiasmo por seguir haciendo a pesar de los tiempos que corren. «Lo que al principio parecía que nos iba a movilizar, nos movió mucho más», auguró Grondona.
La Jefa del grupo de la Maternidad Martín definió que la tarea de una voluntaria se «abraza», «es personal» y para cada una, «en su etapa de vida, es muy importante».
«No tenemos ansiedad por volver, sí muchas ganas de estar nuevamente en contacto con las madres porque nuestra tarea es de apoyo, escucha y consejos. Pero nos reservamos esas ganas y tenemos la esperanza de que no falte mucho más«, resolvió Graciela.
A partir de allí se sumó Mirta, que aseguró «extrañar muchísimo» el día a día, pero entendiendo que «nos tenemos que cuidar». De todas formas la comunicación con las Damas Rosadas que hoy no pueden asistir es constante «porque somos un grupo muy unido a pesar de nuestros orígenes diversos», reveló Acosta.
«Hemos congeniado y extrañamos esas risas y esas lágrimas que te da el voluntariado», sentenció con un halo de melancolía.
En la misma línea se explayó Grondona: «Somos todas mujeres, tenemos 37 vidas diferentes y al juntarnos nos une el mismo tema, que es la solidaridad. Te puedo decir que somos compañeras y amigas, se extraña compartir nuestra vida, familias y vivencias».
Pero la pandemia no las frenó. La tarea de las Voluntarias de la Maternidad Martin y de las Damas Rosadas no se quedó en la imposibilidad del coronavirus y fueron por más. Las campañas solidarias siguieron, las donaciones no se cortaron y ambos grupos fueron creciendo en la difusión.Las mujeres de la Maternidad Martin estrenaron cuenta de Instagram durante 2020 y en las próximas semanas saldrá a la luz la página web, mientras sigue activo su canal de contacto a través de Facebook.
Asimismo, Graciela adelantó que se está tramitando la Asociación Amigos del Voluntariado de la Maternidad Martin «para tener nuestro marco legal hacia la comunidad».
En la misma línea están las Damas Rosadas que, según contó Mirta, están dando «los últimos pasos» para concretar la Fundación con el objetivo de «ayudar a niños a poder estudiar ya sea primaria, secundaria o jóvenes en nivel avanzado». También reveló que están en la búsqueda de un depósito o local en zona norte para armonizar su trabajo solidario y llamó a la comunidad a colaborar con opciones y comunicarse con ella al 341-6027529.