20 de mayo de 2021
Un carnicero de Ludueña dona cortes cada invierno a quienes no tienen nada
Consigue mercadería para locro o puchero, que combina con otras donaciones que llegan a su carnicería, desde alimentos no perecederos hasta ropa. Solo el miércoles entregó alrededor de 300 kilos.
Por la carnicería de Lucas Leguizamón (32), en el corazón de barrio Ludueña, hay un tránsito constante de personas que se llevan carne y dejan alimentos no perecederos o ropa. Es que este formoseño, que llegó hace 16 años a la ciudad con su familia, empezó hace cinco años a comprar mercadería para donar a personas en situación de calle, principalmente para hacer locro o puchero en las estaciones más frías del año. Repite que le gusta mucho lo que hace, que no se detiene a pensar en cuánto le cuesta en dinero y que, junto a él, hay muchas personas que ayudan para que funcione: "Ludueña es así. Pasan muchas cosas lindas acá".
"¿No te quedó nada?", pregunta un hombre desde la puerta sobre el mediodía del martes. Desde atrás del mostrador, Lucas contesta: "Veníte mañana. Es desde las 8 y por orden de llegada". La referencia de ambos es hacia los bolsones de carne que dona el carnicero a quien lo necesita. Hace 16 años que vino desde Formosa con toda su familia a Rosario y hace cinco que, todos los inviernos, arma bolsones comunitarios con prioridad para personas en situación de calle que se arrimen a la carnicería (Junín 5781) para ver si tiene algo para dar.
"El que viene, deja algo para donar. Eso pasa en Ludueña, porque la gente de Ludueña es así. Hay que sacarse el sombrero", dice Lucas a La Capital sobre el mecanismo que se formó dentro en su carnicería: hay gente que pasa y pregunta si hay algo, pero también están quienes pasan para dejar alimentos no perecederos y ropa, que después Lucas y su familia reparten entre quienes más lo necesitan.
Destaca a su familia y a la cadena de personas que lo ayudan a conseguir esto cada invierno: "Me gusta lo que hago, me hace bien, pero no estoy solo. Hay mucha gente atrás, desde el abastecedor de la mercadería hasta mi familia, que está conmigo y me da una mano". Consigue buenos precios y facilidades de pago para lo que dona, justamente, porque los proveedores saben dónde va a parar esa mercadería.
Cuando se le pregunta si antes de llegar atrás del mostrador estuvo trabajando en otros lugares, aclara que su "rubro es la carnicería, amo mucho mi trabajo. Me gusta mucho lo que hago y me da todo".
Solo el miércoles donó entre 280 y 300 kilos de carne de cerdo. Fueron entre 250 y 300 bolsones, con cada bolsón con patita, huesito y cuerito, con un peso alrededor de un kilo y medio. Además de otros envíos de carne que afirma que van a ir llegando en estos días, tiene bolsas con fideos, leche en polvo y otros alimentos no perecederos en un costado de la carnicería, todo donado por gente que pasa y que se acerca hasta la carnicería incluso desde otros barrios. "Lo vamos a hacer hasta que termine el invierno. Siempre se da algo para hacer un puchero o un locro, que viene bien porque hace frío".
"Siempre hay algo acá, todos los inviernos hacemos esto. Te tiene que gustar mucho hacerlo y no pensar en lo que cuesta", asegura.
Para el norte
Las donaciones que van llegando se van a repartir en Rosario, aunque antes de la pandemia Lucas cargaba todo, se iba de vacaciones con su familia al norte del país y, de paso, dejaba comida y ropa en diferentes lugares: "Hemos ido para el Chaco, dos veces al Impenetrable, a Pampa del Indio (casi en el límite con Formosa). Y en Formosa fuimos a varias localidades. Por ejemplo, fuimos a Ingeniero Juárez, que queda a 1.800 kilómetros de acá, con una camioneta repleta de mercadería y ropa".
"En Ludueña hay mucha gente solidaria, muchos comedores. Se juntan cuatro chicas y arman un comedor, dan de tomar la leche a 100 chicos todas las tardes", cuenta a modo de ejemplo y agrega: "Tengo un amigo que le da de comer a 300 familias todos los días. Cuando empezó la pandemia, tenían dos camionetas viejitas y una vez que cocinaban todo, cargaban las ollas e iban para la zona de calle Garzón al fondo, para el barrio Stella Maris y a muchos otros lugares a llevar comida. Hay muchas cosas lindas acá", concluye la nota y rápidamente sigue atendiendo la carnicería.
Fuente: La Capital