6 de septiembre de 2021

De las plazas al Anfiteatro, Rosario vibró al ritmo del freestyle

Tras los incidentes registrados en el playón del Mercado del Patio, municipio y artistas acordaron competencias con protocolo en lugares habilitados.

El murmullo que sale de las habitaciones de los adolescentes y las rimas, casi imperceptibles, que suelen escucharse en las calles de la ciudad y culminan en las plazas de cada barrio son parte del mismo fenómeno: el freestyle. Descendiente del hip hop, tal como su nombre lo indica, el “free” es libertad. Contrario a lo que muchos creen, no es algo nuevo ni exclusivamente porteño. Son muchos los rosarinos y las rosarinas que desde hace años adoptan esta expresión como forma de vida.

“Nos sacaron a tiros de la plaza y ahora les copamos el Anfi”, improvisa en el escenario del Anfiteatro Humberto de Nito uno de los 24 clasificados de la primera edición de Rosario Freestyle y logra sintetizar el espíritu del evento. Es que tras los incidentes registrados este verano en el playón del Mercado del Patio, durante una convocatoria sin protocolo que terminó con piedrazos y la irrupción de la policía, finalmente se llegó a un acuerdo con el municipio para que las competencias puedan continuar, cumpliendo con la normativa y en espacios habilitados.

La muestra fue lo que ocurrió este sábado: raperos y raperas rosarinas llegaron desde todos los barrios de la ciudad para competir, ya no en plazas, sino en el mismísimo escenario del Anfiteatro. Quality Free, Elite Free, Rompete ese Free y Zona Libre fueron las cuatro organizaciones que trabajaron con la Secretaría de Cultura de la Municipalidad para armar este evento sin precedentes.

Tanto Santiago como Lola, dos de los hosts de la competencia, coincidieron en diálogo con La Capital que la realización de Rosario Freestyle fue “un reto”. “Estamos orgullosos de lo que logramos las cuatro organizaciones. Se vendieron más de 400 entradas, hay muchísimos competidores y de muy alto nivel. Vino gente de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires”, contó el referente de La Elite.

Por su parte, Lola, de Quality Free, resaltó que la cultura freestyle “viene desde hace años en Rosario”. “Yo tengo 16 y hay otro chico que tiene 35 y viene con esto hace años también. Es una cultura que viene hace tiempo pero recién ahora se le da más visibilidad”, explicó.

“Lo que más queremos es poner a Rosario en el mundo”, concluyó la adolescente. Al menos, por este sábado, la ciudad fue un punto de encuentro para los artistas de este género de toda la región.

Los host son los presentadores de las batallas, una pieza fundamental para que el show se mantenga siempre en movimiento. Animan al público, explican las reglas, son la cara del evento y quienes median entre los competidores.

 

Convocatoria hay, faltan espacios

Se inscribieron más de 100 concursantes, de los cuales fueron seleccionados 24 para competir. Con el cielo gris a punto de estallar a sus espaldas y la ansiedad por rapear, los elegidos del jurado iban siendo llamados de a uno al escenario.

No estaban tras bambalinas ni tampoco en un sector reservado, mezclados entre el público y expectantes al desafío que se venía, fueron bajando las escalinatas del Anfiteatro a medida que los mencionaban.

La mayoría vestía camperones deportivos, ropa holgada, lentes de sol extravagantes y desfilaban con la misma convicción con la que se subirían a competir en las batallas más reconocidas del mundo y también con la misma actitud con la que tiran barras en las plazas.

GW, Mega, ZDF, Nikkolai, KKKevin, Ocean, Waver, Catriel, Touny, Kiry, Tano, Enma, Thibas, Joseph, Tian, Thorny, RTA, Cobe, Lip, Strong, Moreno, Henson, Barto y DAC se presentaron con un free de 20 segundos y luego batallaron de a tres para buscar su lugar en cuartos de final.

Thibas y Moreno vinieron a competir desde Capital Federal. Si bien no avanzaron en la competencia, destacaron la calidad del evento y lo bien recibidos que fueron en la ciudad.

“El free es un conjunto de gente que está en la misma sintonía. Todos hacen música o les gusta y ya es un movimiento que te lleva. A mí no me gusta mucho y mirá, me vine a Rosario”, relató Moreno, quien se inclina más por la escritura y está metido en el universo freestyle desde hace casi diez años.

Thibas, por otro lado, sostuvo que lo que más le gusta es que “podés decir lo que quieras”. “Digo lo que a mí me parece, lo que yo quiero decir y es la libertad absoluta”, resumió.

Si bien la disciplina se caracteriza por la improvisación, también tiene sus reglas y sus códigos. Muchos definen al freestyle como “pelearse con estilo”. Arriba del escenario vale todo y los cruces entre los participantes más de una vez se tornan picantes. Sin embargo, cuando finaliza el tiempo suelen sellar la batalla con un abrazo de camaradería.

Todos son bienvenidos

El público, con la mano alzada y escuchando atentamente cada una de las rimas, es otro engranaje clave en este tipo de eventos. Este sábado en el Anfiteatro soportaron la lluvia, que casi obliga a suspender el evento, y se quedaron durante más de cuatro horas. Del centro y de los barrios, padres acompañando a sus hijos, adolescentes con sus amigos y también treintañeros se hicieron presentes en la primera edición de Rosario Freestyle. Algunos alentaban a los suyos y otros se acercaron para disfrutar del espectáculo, nadie quiso quedarse afuera de uno de los eventos más importantes para el rap local.

Selene, conocida como Moon, participó de los preclasificatorios y no fue elegida, sin embargo se quedó a disfrutar del público como una más. Para la joven de 20 años, es “algo grande que se le dé lugar a la cultura urbana y de la calle”.

“Yo tengo ganas de rapear y no hace falta que sea famosa, que sea una cantante, que vaya a la facultad. El free es una forma de arte y cualquier cosa que sea arte es expresión. No necesitás materiales o instrumentos, tu instrumento es el cuerpo y sale lo que tiene que salir”, expresó con emoción. En esa línea, resaltó “acá hay gente de todas las edades y es súper inclusivo en todos los sentidos”.

Leonela, amiga de Selene y seguidora de “las compes” aclaró que esto no es algo nuevo ni que se lo deben a nadie. “En todas las plazas de Rosario, donde vos te puedas sentar y llevar un grupo de gente, se va a armar una competencia de freestyle. No hace falta tener un escenario”, remató.

La copa se fue para Córdoba

Tras dos semifinales que tuvieron todos los condimentos y se improvisó sobre un amplio abanico de temas, finalmente Mega y DAC llegaron a la final del Rosario Freestyle.

Al grito de “Mega, Mega” el público ya había elegido a su favorito. Un chico cordobés que rapea desde hace apenas dos años conquistó al Anfiteatro con sus barras incisivas y su energía descomunal. Finalmente, por decisión unánime del jurado, la copa del primer Rosario Freestyle se fue para Córdoba.

“Salir a cada lugar a rapear es un gusto porque adquirís cosas de cada gente. Por más que ganes o pierdas te llevás algo de lo que repeaste, más cuando te cruzás con raperazos como en Rosario. Hay un muy alto nivel”, consideró Mega, el gran ganador de la jornada.

Comenzó yendo a las competencias como espectador y hace apenas dos años se animó a competir y encontró su lugar. Desde ese momento, siempre que puede, viaja a distintos lugares para llevar su free y su arte. El campeón subrayó que disfruta mucho de “la gente de Rosario”. “Ya vine tres veces, una la suspendió la policía, otra quedé eliminado en octavos y esta es la vencida”, señaló entre risas.

“El freestyle significa expresar lo que querés y que la gente disfrute y te entienda”, concluyó Mega.

Tras el éxito de El Quinto Escalón, uno de los grandes propulsores del género en Argentina, y la aparición de figuras como Wos, Trueno, Duki y Paulo Londra, entre tantos nombres que hoy resuenan en la escena nacional, las batallas llegaron al “mainstream”.

Sin embargo, en cada una de las ciudades del interior del país desde hace años que pibes y pibas se juntan a rapear. Rosario Freestyle fue la prueba de que el Estado puede acompañar a las juventudes para garantizarles un marco de seguridad y también cederles el espacio por el que vienen pujando desde hace años. Muchos de los participantes llegaron a las plazas sin encontrar su lugar de pertenencia en otros ámbitos e incluso sin saber nada sobre hip hop. Más que un género musical, el freestyle es una manera de vivir la vida y también de vincularse con sus pares. Un lugar en el que todos son bienvenidos, siempre y cuando primero se sacudan los prejuicios.

 

Fuente: La Capital