El trabajo de las Voluntarias del Hospital de Niños Víctor J. Vilela es inclaudicable. Hace más de 50 años que ponen el pecho para acompañar y sacar sonrisas a los pacientes oncológicos pediátricos de Rosario. Cada día prestan un servicio fundamental, ya sea desde un chiste, volcarse en el piso para jugar con los niños o llevar un desayuno o merienda para que la espera sea más corta. Justamente esta última actividad se vio afectada por la pandemia ya que a la habitual chocolatada la acompañaba unas rodajas de pan con dulce de leche, sin embargo se tuvo que transformar por los protocolos sanitarios y las voluntarias tuvieron que dejar de manipular elementos. Es por ello que comenzaron a entregar alfajores y masitas dulces, «todo envasado para no tocarlos y que sólo sean manipulados por los chicos», contó a CLG Cecilia Forniglia, jefa del grupo que trabaja en el nosocomio de zona sur. Esos alfajores fueron furor y tras 20 meses de su implementación, los pacientes pediátricos los piden especialmente. Es por ello, que desde el voluntariado lanzaron una campaña de donación de esta golosina que pegó fuerte en la comunidad.
Para quienes deseen ayudar pueden acercarse al Hospital, ubicado en Virasoro 1855 de lunes a viernes de 9 a 12 y de 15 a 17 e ingresar a la salita del voluntariado con los alfajores.
«Los alfajores son riquísimos, pero tienen un costo alto para nosotras», declaró Cecilia y reveló que hay días donde se entregan más de 40 unidades y que una caja puede llegar a durar un sólo día. «A los chicos les encanta y no les podes negar», reflexionó.
Este desayuno se le hizo muy caro para mantener y hace unas semanas se comenzó con pedir colaboraciones «a la gente más allegada», no obstante el pedido no tardó en ser extensivo a toda la comunidad «porque la verdad es que no nos alcanzaba».
Y la repercusión fue instantánea manifestó Cecilia: «Como siempre una respuesta excepcional y maravillosa de la gente. El viernes a la mañana lanzamos la campaña y ese mismo día hubo un montón de gente que fue al hospital. Eso también es muy valioso, porque se toman un taxi o colectivo y llegan con la caja de alfajores. Eso es tan destacable, no sólo por el alfajor, sino por la actitud de la gente».
Las redes sociales del Voluntariado explotaron, los mensajes llegaban de amontones y la respuesta fue sin igual. «Siempre es así, pero está vez pegó muchísimo», agregó Forniglia y confesó que la ayuda llegó hasta Dinamarca ya que una amiga de una de las integrantes del voluntariado envió dinero para el abastecimiento de alfajores para el Víctor J. Vilela.
«Es la primera vez que nos pasa de recibir donaciones el mismo día y de amontones. Siempre la gente es solidaria, pero lo de alfajores nos llamó la atención y nos llenó el alma», manifestó la jefa del voluntariado con una sonrisa en su rostros.
Además contó que hubo gente que se ofreció a hacerlos caseros ya que no podían comprarlos: «La gente quiso y quiere colaborar, porque aún siguen llegando mensajes de reposteras que ofrecen hacerlos ellas mismas».